ensoñaciones

Primera ensoñación
él iba manejando su citroen en silencio
ella, cebaba los mates amargos
nosotras dos, íbamos acostadas atrás
entre dormidas y despiertas
también de a ratos
jugando al juego de las palabras
te cae encima el campo de noche
sos nada de cielo finito
nos invadían las ráfagas de olor a zorrino y
las dos, nos reíamos porque confundíamos ese olor con
sales, gases, tóxicos de otras fábricas linderas a la ruta dos.
Nunca es asequible la espera
Ni bien llegábamos a buenos aires bajábamos
los cuatro con el taper de la miel,
las ensaladas sobrantes del descanso
y el bidón con agua fresca del cantry.
Te baña de tanto dolor.
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