viernes, marzo 03, 2006

con lengua

jamás
quiero volver a leer nada.
¿un libro?
¡que me importan los libros!

Antes creía
que los libres se hacían de este modo:
llegaba el poeta,
entreabría fácilmente los labios
y al momento comenzaba a cantar el simplón inspirado
¡ahí les va!

Pero resulta
que antes de que se comience a cantar
caminan largo rato, les salen callos de tanto fermentarse,
y en silencio chapotea en el limo del alma
el tonto pez de la imaginación.
Y mientras hierven, resolviendo con rimas
cierto guiso de amor y ruiseñores,
la calle se retuerce atrofiada, sin lengua,
sin tener con qué gritar ni conversar.
(...)

Vladimir Maiakovski

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